Se llama Cernuella virgata.
Este gasterópodo terrestre es muy común en la Península Ibérica, es fácil encontrarlo en árboles, tallos herbáceos y arbustos.
Es nativo de Europa occidental y meridional, pero se ha extendido por diversas partes del mundo, aunque con nombres distintos.
Es un caracol mediano, de espiral alta con 5/ 7 vueltas de hélice. Aunque suele ser blanquecino, su color es variable y tiene las bandas espirales de color marrón oscuro, así como un ombligo amplio que queda al descubierto en su totalidad.
Junto con el Theba pisana, con el que se suele confundir por su similitud, se consumen en Andalucía, como tapa y conocidos como caracoles chicos.
Que gracioso tu caracol Montse, y lo feliz que está a su aire, suelo mojado, variedad de plantas
ResponderEliminarfrescas y verdes para comer....el paraiso.
Entrando en paraíso en espiral...
ResponderEliminarPetons i abraçades de record
Bonita la foto del cararcol dormido! besos!
ResponderEliminarMaria Dolors, no conseguí que me sacara la carita para verlo mejor, imagino que estaba tan a gusto.
ResponderEliminar¡Qué gracia me hace eso del paraíso!, bueno para mí lo es, no sé para él.
Mil besos.
Entrando y sin querer salir, que el bichejo no quiso dar la cara, jaja!!
ResponderEliminarUn abrazo, Enric.
Paula, dormido o asustado de ver mi cámara tan cerca.
ResponderEliminarUn abrazo!
Hola Montse, el caracol siempre a sido un animal que me ha gustado, tal vez por que de niños jugabamos mucho con ellos. Nunca he probado a comerlos, aunque aquí se utilizan mucho para las paellas.
ResponderEliminarUn beso.
A mi también me ha gustado siempre el caracol, pero lleva una velocidad para comerse algunas plantas ... jajaja
ResponderEliminarUn abrazo
Kissy es un animalillo muy simpático, de pequeña me gustaba tocarles las antenas y ver como las escondían.
ResponderEliminarEn Cataluña hay mucha afición a comer caracoles, en paella y "a la llauna" que son asados a fuego de leña con una picada de ajo, aceite y perejil y luego acompañados con una vinagreta o con "all i oli" ¡buenísimos!
Un besito, guapa.
Kumquat, me he reído con eso de la velocidad ¡tiene su gracia! y digo yo que debe ser para lo único que tienen velocidad ¿no?
ResponderEliminarUn besito.
Bonita foto, Montse... Encuentro un encanto a los caracoles, debe ser porque de pequeña me encantaba jugar con ellos. Un abrazo
ResponderEliminarYo creo que todos hemos jugado con caracoles y con mariquitas en nuestra infancia, son dos animales la mar de simpáticos.
ResponderEliminarUn beso, Doris!
Ayyyyyyyyyyy, los caracoles, son super graciosos con sus antenitas.
ResponderEliminarA mi me gusta tocarles las antenas (sí ya sé que no está bien pero es que a mi me gustaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa :P)
Jajaja, Pixel, eso es algo que todos hemos hecho en alguna ocasión, yo también pero no se lo digas a nadie ¿vale?
ResponderEliminarMil besos, guapa.
Este parece muy tranquilo, piensa que no te lo vas a comer. :-)) Besos
ResponderEliminarMe gusta mucho este caracolillo Montse,se ve tan delicado, yo estoy más acostumbrada a los caracoles gordotes, aquí en los pueblos se recogen mucho y eso me encantaba cuando íbamos a un pueblo de la familia, había a montones, pero aunque me gusta mucho comerlos con su picantito, soy incapaz de cocinarlos, ya se que soy una asquerosa hipócrita, pero si me das un Tupper lleno te lo acepto, pero cocinar un bicho vivo, soy incapaz.
ResponderEliminarCuando aparece alguno en la verdura, le pongo una bandejita y una hoja de lechuga ji ji..
Te iba a mandar un besico montado en la concha, pero entonces te tardará mucho en llegar, mejor te lo mando como siempre.
¡Ah, Montse!, tenía estropeado el blog y no podía subir nada, pero pásate...
ResponderEliminar¡Ay, Elvira, a saber lo que pensaba de mí! jaja..
ResponderEliminarMuchos besos, guapa.
Rosa, me gusta las cosas que cuentas y como las cuentas ¡eres un cielo! y gracias por esos besicos mandados con tanto cariño y tan rápidos!!
ResponderEliminarMe paso por tu blog, me paso ahora mismoooooo.
Un besico extra-rápido ;)