El almendro (Prunus dulcis, Prunus amygdalus), ese
árbol que primero florece en el año, que anuncia la primavera, el renacimiento,
el resurgir de la vida y por ello es símbolo de fortaleza y dulzura, pureza y
eternidad, dependiendo de las distintas creencias y culturas tiene diversos
mitos o leyendas, relatos transmitidos oralmente que ejercieron y aún lo hacen,
importantes influencias en la cultura, el arte y la literatura.
Una de esas leyendas, la de Filis y Demofonte dice así:
Demofonte, hijo del héroe Teseo que participó en la Guerra de Troya junto su hermano Acamante, al regresar a Atenas hizo una parada en Tracia en donde conoció a Filis, la hija del rey Sitón. Los jóvenes se enamoraron y se casaron, pero pronto Demofonte tuvo noticias de la muerte de su padre y el deber que tenia con su pueblo por reclamar el trono Ateniense y pidió permiso a Filis para partir a lo que ella, triste y muy a su pesar aceptó, concediéndole incluso el uso de su propia flota para la marcha a Atenas, no sin antes hacerle prometer regresar lo antes posible.
Pasaron los días y los meses y Demofonte no regresaba
ni daba noticia alguna y ante la angustia de su ausencia y afligida a pesar de
los sacrificios ofrecidos a los dioses, convencida de que jamás regresaría, se
suició colgándose de un almendro.
Tiempo después Demofonte se hallaba instalado en Chipre sin intención de volver a Tracia un día encontró el cofre que su esposa le dió en la despedida con la condición de no abrirlo hasta perder toda esperanza de reunirse. El cofre contenia un objeto sagrado y al verlo Demofonte montó en su caballo para reencontrarse con su amada esposa Filis, con tan mala fortuna que el caballo tropezó haciéndole caer sobre la punta de su propia espada que se clavó y le produjo la muerte.
Se dice que no murió y que acudió al almendro del que
Filis se ahorcó y cuyas ramas floridas y solo por un instante lo abrazaron
concediéndole el perdón.
Esa escena queda representada en el cuadro “Phyllis y Demófoon”, de Edward Burne-Jones (1882).
Extraordinaria leyenda, me fascina y la flor tambien, es muy evocativa.
ResponderEliminarSaludos, buen fin de semana Montse!
Me alegra mucho que te guste, querida Hada.
EliminarMil besos y feliz semana!
Que hermosa leyenda querida amiga. Muchas gracias por compartirla y por estas preciosas fotos. Besinos y abrazos.
ResponderEliminarMi querida Lola, el almendro tiene más de una leyenda o alguna variable de esta misma ¿verdad que es curioso?
EliminarMuchos besinos, guapa.
Preciosas fotos de la flor del almendro donde gracias a la luz lateral podemos ver la textura de los pétalos. Muy bonitas!
ResponderEliminarCuriosa la leyenda que nos cuentas. :-D
Un beso :)
Las flores del almendro son unas de mis favoritas y me alegro que te gusten y que te agrade la leyenda.
EliminarMil besos, Gumer.
Qué triste!!! No la conocía.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchas de las leyendas son románticas y por tanto casi siempre tristes.
EliminarMuchos besos, guapa.
Gracias por este regalo Montse. Me encanta este árbol. Por aquí vemos algunos y he podido pillarlo brotando.
ResponderEliminarBuen jueves.
Un abrazo.
Ahora es tiempo de ver los almendros en flor y son un bello espectáculo.
EliminarMuchos besos, Laura,
Linda a lenda, fantásticas são as amendoeiras em flor ❤️
ResponderEliminarBeijos e bom fim de semana
Me alegro que te haya gustado, María.
EliminarBeijinyos!!
Voy a ser poco poético.
ResponderEliminarÉl, un caradura.
Ella, una impaciente.
El almendro es el único que se salva.
Besos.
Que se salve el almedro ya ne vale, 🥰
EliminarBesos.
Se ven preciosos los almendros con sus flores. Besos.
ResponderEliminarSí, se ven preciosos.
EliminarMil besos, guapa.