Los
zarcillos son órganos filiformes o ramificados, adaptaciones de las hojas o el
tallo, que tienen la capacidad de rodear los soportes y fijarse a ellos en un hermoso abrazo.
Son un método común que utilizan las plantas trepadoras para sujetarse y
crecer, dado que su morfología de tallos prostrados lo requieren.
Están formados por tejidos muy sensibles al contacto físico, de modo que
cuando el haz de crecimiento reduce su ritmo mientras el haz opuesto lo
continúa, el zarcillo sufre una inclinación lateral y se enrosca en el soporte.
La zarzaparrilla (Smilax, sp) tiene unos zarcillos inusuales, cada hoja
presenta, en posición estipular, dos estructuras modificadas en zarcillos que
crecen en zig-zag y posee espinas en cada uno de los nudos de enganche.