Esta primavera con las abundantes lluvias habidas, encontrar caracoles por el jardín no es nada extraordinario, pero os voy a contar una pequeña historia sobre este caracol que asomaba por entre las hojas verdes de la Vinca Major
En un lento caminar, característico de estos animalillos, iba saliendo de su verde refugio para descubrir un mundo de roca caliza como si se dispusiera a realizar una intrépida aventura.
Bajo mi atenta mirada, de pronto, dió un giro con el cuerpo, como si algo reclamara su atención. ¿Habrá notado mi presencia? me pregunté, pero al parecer no era eso.
¿Qué estaba mirando entonces? y me dispuse a mirar a ver que era aquello que le despertaba tanto interés...
El caracol era todo un aventurero y se disponía a llegar hasta el borde de la piedra que era, nada más y nada menos, que el borde del primer escalón de la escalera.
MONTSE: este blog continua perfeito. Cumprimentos.
ResponderEliminarhasta cuando relatas historias las cuentas con tanta tanta dulzura :D
ResponderEliminarun tronador guapa.
Muchas gracias, Fernando, por tus palabras y por tu voto en los Premios 20blogs, me dejarte unos hermosos comentarios y quería darte las gracias.
ResponderEliminarUn abrazo!!
Kato ¡tú sí que eres un cielo! ¡hay que ver las cosas bonitas que me dices!, muchas gracias.
ResponderEliminarTe mando un par de tronadores :D !!
Precioso caracol, Montse, cuanta imaginacion tambien, muy tierno...
ResponderEliminarBesitos
Realmente tengo FOBIA a los caracoles y las babosas, pero tú me haces verlos como "dibujos animados" y lo llevo mejor...
ResponderEliminarTiene razón Drea, me ha gustado tu relato, pero los puñeteros hacen estragos en los jardines.
ResponderEliminares verdad que tienes una manera de escribir muy dulce¡¡¡ deberías de hacerlo de lunes a viernes ;))
ResponderEliminarbesotes
Jajaja, Tuqui es que a veces no sólo hay que mirar la flora ¡la fauna también tiene cabida en el jardín!
ResponderEliminarUn besito.
Drea, pareces reñida con los animalillos... fobia a caracoles, babosas y mariposas (lo dijiste una vez), excepto con los de carne rosa, jejeje...
ResponderEliminarLes acabarás cogiendo cariño, como me pasa a mí con los cerdillos!!
Besos, preciosa.
Gracias Khenai, ya los voy controlando ¡para que no se coman mis plantitas! y por eso los veo, que ando siempre observando, jeje..
ResponderEliminarHay una especie olóctona, el caracol manzana, que está amenazando muy seriamente el cultivo del arroz en el delta del Ebro ¡una plaga que no consiguen erradicar!
Un abrazo.
¡Ey, pero si ahora escribo todos los días en los blogs!!
ResponderEliminarJajaja, Pilar, muchas gracias y seguiré tus consejos.
Mil besos.
Me han gustado mucho las fotos!!!
ResponderEliminar¡Aventuras heroicas solitarias,
ResponderEliminary además con la casa a cuestas, cuestas!
a mi lo que más me gusta de los caracoles es tocar sus antenas con el dedo, me hace mucha gracia (sé que o debería, pues es como si me metieran el ojo a mi) pero es que me encantaaaa, joooo
ResponderEliminarMuchas gracias, Gargon.
ResponderEliminarBesitos ^_^
Enric, me encantan los caballeros valoresos que llevan armadura, aunque ésta sea de concha!!
ResponderEliminarBesos.
Jajaja, Pixel, eso tiene gracia!!!
ResponderEliminarYo, de pequeña, hacía lo mismo (ahora me contengo), creo que quien más quien menos ha probado a poner el dedo el la antenita para ver como la esconde.
Besitos ^_^
Montse que hermoso caracol, por acá nunca me ha tocado verlos, los que hay son pequeñitos. Gracias por mostrarlos y cuida tus plantas, pues les encantan, jajajja
ResponderEliminarBesos querida amiga!!